Pareciera que sus formas son simples, incluso hay quienes piensan que nada tienen de gracia.
A pesar de todas las barreras que ponen, solo con paciencia y dedicación una puede ver lo maravillosas que son.
Ayer, me parecía una especie de conejo inusual, que de pronto saldría dando tumbos por todos lados.
Hoy, me parece una niña traviesa, con altas y esponjadas coletas.
Su belleza no solo radica en los pétalos, sino en el enorme esfuerzo que hace para florecer y lo efímero de sus flores.
Además que son enormes, en comparación con el resto de la cactácea.
Otra variedad, igual nos dejó disfrutar de su despliegue de color, solo que aún más efímero.
Sorprendentes seres vivos que nos invitan a descubrir que hay más allá de ese aspecto un tanto hostil, pero que si estamos en el momento justo, nos maravilla.