Apocatástasis

Lo que no debí.


Duelo, sus etapas muy a lo Kübler-Ross. Empiezo con la rabia.

Pasé por alto las recomendaciones. Dejé en blanco una historia. Me quedé sin nada.

¿Acaso nunca hubo algo?

Sin textos, fotos, número, dirección. Entre la ferocidad de Aries con Mercurio retrógrado.

El homólogo con el que tengo un proyecto llama para afinar detalles de una reunión.

Veo las letras en la pantalla. Mi corazón se sacude, bueno, toda yo me sacudo.

Siete letras que coinciden con tu nombre, por una jugarreta laboral. Esas malas pasadas de la vida donde lunes y viernes pronuncio ese conjuro para curarme de ti.

Estos días han pasado entre el asalto de pensamientos de tristeza y nostalgia.

Llegan abruptamente, como el vómito. Siento esa incomodidad e irrumpen sin control, son expulsados de su anaquel y traídos de vuelta en forma de sensaciones, imágenes, sonidos, olores.

Todo tú, sin ti.

Mientras el cerebro vuelve a la templanza, le doy una vuelta mas al torniquete que he puesto en mi aorta.

Fuente de imagen: Palomilla Apocatastásica

Platícame que piensas de lo que escribo.